lunes, 13 de marzo de 2017

ME QUEDAN UNO O DOS AÑOS DE VIDA - TENGO UN CANCER POR EL AMIANTO



ME QUEDAN UNO O DOS AÑOS DE VIDA – TENGO UN CANCER POR AMIANTO

Pedro Murillo: “Me quedan uno o dos años de vida, tengo un cáncer por amianto”

“Con una colada ganaban dinero, pero no les importaba la vida de los trabajadores, no nos protegieron frente mineral cancerígeno

Trabajó en Azkoitia en Acería y Forjas de Azkoitia, o Cie Automotive, o Grupo Siderúrgico (GSB) y hasta hace poco Gerdau, aunque ahora es Sidenor, “cambian cada dos por tres el nombre”, dice cuando recuerda su paso por la siderúrgica. Le ha marcado su vida y, lo que es peor, le ha metido en el bombo de la mala suerte, porque trabajó con amianto y tiene los dias contados, “uno o dos años”, reconoce resignado.

“Empecé en la fundición en junio de 1982 y estuve allī en hasta 1998. En ese año logré una incapacidad, no por el amianto y estuve cinco años en el acabado, fuera de la fundición”, expresa. Ahora mismo Pedro Murillo sufre “un adenocarcinoma, un cáncer de pulmón y me han reconocido la enfermedad profesional. Ha sido la Seguridad Social. Tenía la incapacidad total. Cuando me detectaron lo que tenía, porque me hicieron una biopsia en enero de 2016 con 62 años, dejé de trabajar allí, y eché los papeles para conseguir la incapacidad absoluta”, según señala a EL PERIODISTA CANALLA.

 

“Del centro de salud de Riberas de Loiola me llamó un médico y me dijo todo lo que tengo. Le dije que he fumado durante 45 años, pero él me dijo que me aseguraba al 98% que lo que tenía no era derivado del tabaco y añadió que era derivado del amianto al 98%. Me puso en contacto con los de Osalan y se me reconoció como enfermedad profesional”.

Pedro Murillo empezó a trabajar en el horno de fundición. “Estuve  de albañil, hacíamos el revestimiento del horno, las cucharas de la fundición, todo esto que se hacia en las fundiciones. En el horno las tuberías de los paneles de refrigeración de agua van forradas con cintas de amianto. Las ponían los mecánicos. Nosotros hacíamos las artesas que eran para la colada continua, y eso llevaba mantas de amianto y sí las poníamos nosotros. Y para calentar las cucharas donde iba la colada, llevaban unos bloques de amianto y teníamos que ir a reparar nosotros, y según estabas quitando te caía encima toda esa mierda del amianto”.

Como a miles de trabajadores se les ocultó el daño que el amianto causa en la salud de los trabajadores,a pesa de que ya en 1906 el Dr. Murray en Gran Bretaña documentó el primer caso de asbestosis. Murillo señala con rotundidad que “no te daban protección alguna frente al mineral cancerígeno, ni te avisaban de los peligros, ni nada de nada”. Hay que tener en cuenta en Hego Euskal Herria 40.000 trabajadores estuvieron en contacto directo con el amianto, pero a ninguno se les ofreció una protección adecuada, lo que ha provocado muchas víctimas, la gran mayoría ocultas. Desde 1993 a febrero 2017 han fallecido, sobretodo por mesoteliomas, 1.472 personas que estuvieron en contacto con el amianto. Es la punta-punta del iceberg, porque las administraciones sanitarias ocultan su incidencia. Esa realidad ha llevado a que el catedrático de la Universidad de Granada, experto en estos temas, Alfredo Menéndez-Navarro haya señalado que solo ven la luz solo un 5% de las muertes que tienen que ver con la inhalación de las fibras asesinas del amianto.

Pedro  Murillo admite que “me he enterado de este tema ahora cuando me ha tocado, y he empezado a investigar, a leer un poco, y he visto la gravedad de la situación. Deberíamos de haber llevado trajes especiales, etc y no nos tendrían que haber dejado fumar en el puestos de trabajo. La realidad es que no nos han protegido de nada”.

En este sentido, el doctor Carlos Pineiro, colaborador con la Asociación Galega de Víctimas del Amianto (Agavida) explica esta situación de una forma clara y contundente: “el uso masivo del amianto llegó por la avaricia empresarial”.

Cuando interpelamos a Pedro Murillo precisamente sobre lo que piensa de los directivos de esa empresa donde trabajó en Azkoitia, que ha cambiado de nombre en numerosas ocasiones, nos dice que “los directivos, nuestros jefes, nos han tratado como a borregos, como a corderos. Les ha importado más sacar una colada, porque sacaban unos cuantos millones por la misma, que la vida de las personas, de los trabajadores que estábamos allí. Las personas les salen gratis a esta gente”.

Recuerda que “han muerto compañeros míos, hace tres años uno igual que yo, cáncer de pulmón y hasta que no te toca no les damos importancia. Es así. Empecé a mirar en Internet y en todo esto aparece como una señora murió contagiada por lavar ropa de su marido. Me quedo pasado, pero es la realidad. Se sabe como el Tribunal Supremo confirma la maldad del amianto desde 1940, que se obligaba a poner los medios de protección y prevención frente al cancerígeno, pero la gentuza esta de la fábrica se niega a dar el lista de los trabajadores que estuvimos en contacto con el amianto, y se lo están negando a Osalan, que lleva ya registrados en torno a 7.500 trabajadores afectados”.

Una de las cosas que más le duelen a Pedro Murillo es que en la empresa donde trabajó muchos años de su vida “siguen diciendo que no se trabajó con amianto desde 1991 y resulta que he estado en la fundición hasta 1993 y seguía igual, luego estuve varios años en el acabado y han seguido con amianto. Han funcionado como siempre, y que lo nieguen es terrible”.

La explicación es simple para Murillo: “Con una colada ganaban unos millones de pesetas, y la vida de una persona les sale gratis. Esa es la diferencia. Cuando uno está bien no le damos la importancia que tiene. Pero es más serio de que creemos. Es lo que todos nos tendríamos que dar cuenta. El que me llamó de la Seguridad Social dejó claro que lo ‘gordo’ todavía esta por salir. Te contagias y desarrollas enfermedad 35 o 40 años después. Pierdes la pista, claro”. Tiene razón porque se calcula que todavía en esta década se van a producir un repunte de los fallecidos por el amianto. Un hecho significativo es que las consultas que la Asociación de Víctimas del Amianto de Euskadi (ASVIAMIE) está recibiendo durante los últimos meses muestra un incremento significativo de afectados por mesoteliomas, un cáncer tipo de cáncer muy letal, como reconocen dos de sus miembros Patxi Kortazar y Begoña Vila.

 

90 TRABAJADORES EN CONTACTO DIRECTO

Pedro Murillo indica que en “la fundición trabajábamos así en esas condiciones de contacto con el amianto unos 90 en los tres relevos, además a parte aunque no estés en mantenimiento y no trabajes de forma directa, puedes haber inhalado fibras de amianto. Casi éramos 500 trabajadores en toda la fábrica. Un ejemplo de la falta de sensibilidad de los empresarios está con las coladas de plomo en los años 90. La legislación impedía sacar  mas de una o dos coladas ala semana, pero allí sacaban tres y cuatro al dia. UN compañero que murió, Benito Murillo, trabaja en la grúa. NO de forma directa con el plomo. Nos hicieron una analítica para ver el plomo en sangre y éste lo tenia por las nubes, pero no se preocuparon de mandarle a revisiones. Es lo que tenía esa situación, no se preocuparon de nada, búscate la vida. Hace tres años murió, con 62 años”, se lamenta.

Pedro Murillo reconoce que a sus 63 años le queda poco de vida. “Calculo que uno o dos años, como ocurrió con otros compañeros. Tengo bastante desarrollado el adenocarcinoma. Osalan me dijo que si te cogen a tiempo se puede contener la enfermedad, por eso es importante estar en la vigilancia específica y puedes aumentar la calidad de vida”.

Juanjo Basterra

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